Antes producías para comer, pero ahora el que lo hace es para vender. Para eso utiliza grandes extensiones y agroquímicos contaminantes, afirma el ingeniero agrónomo y doctor en Genética José Esquinas, ex alto funcionario de la FAO
España. – La técnica de transportar productos hortofrutícolas en avión tratados con preservantes es “una barbaridad”, afirma el ingeniero agrónomo y doctor en Genética José Esquinas, ex alto funcionario de la FAO
Este es un ejemplo de las consecuencias de los “graves problemas de soberanía alimentaria” que está creando el fomento de un único sistema agroalimentario de ámbito mundial, afirma Esquinas, crítico con muchas de las prácticas comerciales actuales y convencido de que nos hallamos en un sistema marcado por el consumismo, en el que “el alimento es cada vez más una mercancía”.
A sus 75 años, 30 de ellos al servicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Esquinas destaca en la entrevista el choque de intereses entre los que defienden la “maximización del lucro” en el comercio de alimentos y quienes consideran que estos son “un bien esencial como la salud o la educación”.
“Antes producías para comer, pero ahora el que lo hace es para vender. Para eso utiliza grandes extensiones y agroquímicos contaminantes. En ese salto al mercado internacional, al que vende le da igualque eso llegue o no a la boca del consumidor, que afecte a la salud o haga daño al medio ambiente”, asegura.
En España, gran productor agrícola, el alimento medio recorre entre 2.000 y 4.000 kilómetros, un despropósito para Esquinas, fiel defensor de la agricultura agroecológica y cercana al consumidor.
Experiencia internacional
En la FAO, Esquinas fue secretario de la Comisión intergubernamental sobre recursos genéticos para la agricultura y la alimentación, donde impulsó durante quince años la negociación del popularmente conocido como tratado internacional de las semillas, en vigor desde 2004.
Ha promovido los derechos de los campesinos a la tierra y las semillas, así como una retribución justa para estos agricultores. “Reconocer los precios justos resolvería de una patada la España vacía, el empobrecimiento y el envejecimiento rurales”, afirma.
Para ello llama a incluir en los precios el coste real que tiene la producción de alimentos en la salud y el ambiente, para no seguir paliando sus efectos mediante impuestos, de lo que “se ha beneficiado la gran industria”.
En sus viajes por más de 120 países ha visto los problemas de la globalización extenderse por el mundo y alerta de que “muchos han perdido la capacidad de producir sus alimentos” y, por tanto, soberanía.
Otro efecto ha sido la propagación rápida de enfermedades, como ha puesto de manifiesto el coronavirus.
“Antes esos problemas estaban muy localizados, pero ahora con la globalización (el virus) llega al día siguiente y es una pandemia. Nuestro afán de consumismo nos está llevando a romper los ecosistemas”, según Esquinas, quien califica a las personas de “vectores ambulantes”.
Y añade: “Estamos destruyendo la diversidad biológica agrícola y eliminando los vectores intermedios entre el ser humano y las especies silvestres. La biodiversidad nos sirve de amortiguador”.
Con información de: Efeagro