Los detractores de la agricultura orgánica señalan que no tiene la capacidad de producción para satisfacer la demanda de los consumidores; mientras que sus partidarios argumentan que el objetivo no es producir a gran escala, sino complementar a la agroindustria convencional para hacerla más rentable y sostenible.
Por Astrid Rivera*
Ciudad de México. – La pandemia impulsó en los consumidores la necesidad de consumir alimentos cada vez más sanos y que no dañen al medio ambiente, pero ¿cuál es el futuro de la agricultura orgánica?
Los detractores de este tipo de agricultura señalan que no tiene la capacidad de producción para satisfacer la demanda –cada vez mayor– de los consumidores; mientras que los partidarios de la agricultura orgánica argumentan que su objetivo no es producir a gran escala, sino que ambos modelos – agricultura orgánica y convencional– deben complementarse, a fin de que la agroindustria cada vez reduzca más su impacto al medio ambiente, mediante del uso de insumos sin químicos.
La FAO estima que para 2050 la población mundial aumentará a 9 mil 100 millones de personas, y con ello, su consumo de alimentos; sin embargo a medida que crece la población disminuye la disponibilidad de recursos naturales para la producción agraria. ¿Cómo alcanzar un equilibrio entre satisfacer la demanda de la población y producir alimentos sustentables y sanos?
En México la falta de apoyos para la agricultura orgánica y de canales de comercialización, así como las modificaciones en las normas de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, dificultan el panorama para este sector.
Raúl Moreno, gerente de Gestión de Calidad, Inocuidad y Orgánico de Aires del Campo, resaltó que la agricultura orgánica enfrenta muchos retos: el principal es informar a los consumidores respecto al valor que tienen estos productos no sólo por la mano de obra que requieren, sino también por los certificados tanto nacionales como internacionales para exportar.
“Vemos como un desafío el brindar información al consumidor que un producto orgánico tiene cuidados especiales, implica más mano de obra, certificación orgánica; también nos aseguramos del origen de las semillas, que estas tengan sus certificaciones, todo esto implica más trabajo y más costo. El producto orgánico no es un producto caro, sino valioso”, apuntó.
Consideró que otro desafío es el fortalecimiento del mercado interno para los productos orgánicos, puesto que hay una “competencia desleal” con aquellos importados –en especial de Estados Unidos– puesto que no cumplen con los requerimientos; destacó la necesidad de establecer un acuerdo de importación de mercancías en el que se establezcan lineamientos comunes entre los países sobre los requisitos que deben cumplir los productos para que seas considerados orgánicos.
“Actualmente hay competencia desleal en los anaqueles, vemos productos norteamericanos o de otros países que no están en cumplimiento con los lineamientos y no tienen un etiquetado correcto.
Se había emplazado al 26 de junio para que ya no entraran (a México) productos orgánicos que no cumplieran con los lineamientos nacionales, pero el personal diplomático del USDA de Estados Unidos tuvo una conversación con el secretario Villalobos (titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) y se hizo una prórroga hasta el 31 de diciembre de este año, lo cual consideramos que no es justo. A nosotros nos afecta porque hay competencia desleal y nos hubiera gustado que se respetara el emplazamiento al 26 de junio para que ya abonara a la firma de un acuerdo de equivalencia entre los dos países”, dijo.
Destacó que se requieren incentivos fiscales para productores, procesadores y comercializadores de productos orgánicos que permitan impulsar a este sector; así como mayores apoyos gubernamentales para toda la cadena involucrada.
Moreno resaltó que la agricultura orgánica y la agricultura tradicional deben complementarse para encontrar en conjunto soluciones que contribuyan a alcanzar un modelo de producción más sustentable y que satisfaga la demanda de la población.
“La agricultura orgánica no tiene por objetivo alimentar a toda la población, sino establecer que existe una forma diferente de hacer agricultura y ganadería con un impacto más reducido, que no ponga en riesgo la sostenibilidad de todo el proceso, de la cadena de suministro; deberían vernos como una parte complementaria”, afirmó.
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