Esta técnica agrícola consiste en aplicar materia orgánica en el suelo, luego saturar el suelo con agua de riego y cubrir con un plástico negro por dos a tres semanas, para después destapar, orear una semana y sembrar.

Redacción Agro Orgánico

México.– El uso indiscriminado e irracional de químicos en la agricultura como el bromuro de metilo, endosulfan y glifosato constituyen un serio problema de salud pública en el mundo y de contaminación al medioambiente, advierten investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).

Sin embargo, aunque estos insumos ya han sido prohibidos en varios países, en México se siguen aplicando sin considerar alternativas biológicas, que contribuyen a disminuir el uso de pesticidas en el suelo, reducir los problemas de salud y medio ambiente, reducir costos para los productores, incrementar la eficiencia por el control de fitopatógenos, ofrecer nuevas alternativas de control de fitopatógenos y realizar una agricultura sustentable y orgánica, explica el investigador del Inifap, José Alfredo Samaniego Gaxiola.

Para dimensionar la cantidad de agroquímicos que se aplican al suelo –apunta– el uso per cápita de estos en el mundo es de medio kilo por año, considerando pesticidas, bactericidas, fumigantes, fungicidas, herbicidas, insecticidas y nematicidas.

De acuerdo con el especialista con más de 30 años de experiencia, los insumos agrícolas convencionales generan resistencias de los microorganismos fitopatógenos, los cuales toleran altas concentraciones. Además, un solo producto no abarca toda la gama de fitopatógenos.

Por otra parte, regularmente existen restricciones, suspensiones y cancelaciones para su uso por parte de organismos como la Agencia de Protección al Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), lo que implicaría restricciones para las exportaciones agrícolas en el marco del nuevo tratado de libre comercio entre México – Estados Unidos – Canadá (TMEC).

Con base en lo anterior, una alternativa biológica al uso de agroquímicos en el suelo es la desinfestación biológica del suelo (DBS), una variante de la biofumigación que consiste en una técnica sencilla para eliminar o disminuir drásticamente organismos perjudiciales para las raíces de los cultivos agrícolas, incluidos los fitopatógenos, apunta Samaniego Gaxiola.

Esta técnica agrícola –explica el especialista– consiste en aplicar materia orgánica en el suelo, como cascarilla de arroz o trigo, paja de trigo, melaza, alcohol u otros residuos de cosecha; saturar el suelo con agua de riego y cubrir con un plástico negro por dos a tres semanas, luego destapar, orear una semana el suelo y sembrar o plantar.

Al degradarse la materia orgánica en el suelo en ausencia de aire, se generan compuestos altamente tóxicos o biocidas que matan a los organismos perjudiciales para las plantas, como hongos, bacterias, nematodos y malezas.

Después de la DBS se recomienda el uso de organismos benéficos para las raíces de las plantas como Trichoderma spp., hongos endofíticos y bacterias promotoras del crecimiento.

Sin embargo, el investigador del Inifap señala que esta técnica tiene limitaciones como la disponibilidad de insumos; el costo – beneficio en algunos cultivos; y la factibilidad técnica de aplicarse en parcelas grandes.

Otro aspecto es la profundidad. A más de 60 cm habitan algunos fitopatógenos, como la pudrición texana (Phymatotrichopsis omnivora), hongo que provoca la enfermedad en más de 2000 especies distintas de plantas, muchas de ellas cultivos de importancia agrícola, expone el experto. 

Lee la nota completa en la edición 23 de Agro Orgánico: 
https://www.agroorganico.info/wp-content/uploads/2020/07/Edicion23.pdf

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