Josefina Mena Abraham e Hilaria Franco Lucas, mexicanas, unen fuerzas para crear colonias bacterianas de residuos orgánicos
Ecatepec, Estado de México. – Hilaria fue quien escogió como nombre Tlali Nantli, estas dos palabras en náhuatl, su lengua materna, que significan: Tierra Madre. En el techo de su casa en Ecatepec, junto con su familia, instaló una cámara biológica con la capacidad de transformar, cada seis semanas, 800 litros de tierra fértil o biofertilizante, a partir de los desechos frescos que les entregan en mercados y florerías de la zona.
Con apoyo del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, El Centro de Capacitación Tlali Nantli cuenta con becarios que aprenden sobre la importancia de la degradación adecuada en los desechos orgánicos (de jardín, alimenticios y sanitarios) para así evitar los efectos negativos de la putrefacción: malos olores, organismos patógenos y el gas metano de efecto invernadero.
A inicios de los años ochenta, la arquitecta Josefina Mena Abraham ya había fundado el Grupo de Tecnología Alternativa (GTA), el cual se vinculó con biólogos investigadores de la UNAM para estudiar en el laboratorio los fangos de Xochimilco, legendario substrato fértil en las chinampas, tecnología agrícola clave para el establecimiento de la cultura Mexica en el Lago del Valle de México.
Se descubre una colonia de bacterias capaz de sobrevivir temperaturas mayores a los 200ºC; un organismo termofílico con el cual Josefina diseña el SIRDO: Sistema de Reciclamiento de Desechos Orgánicos, tecnología que utiliza el calor del Sol para eliminar los patógenos de lodos sanitarios y desechos orgánicos.
Es un hábitat para la bacteria chinampera, así cada usuario puede multiplicarla mientras ésta se alimenta de los residuos y los transforma en nutrientes.
El trabajo de Hilaria se extiende hasta los más chicos en el “Centro de Estudios José Vasconcelos” también en Ecatepec, uno de los municipios más contaminados de América Latina, donde los alumnos aprenden a fabricar tierra y a sembrar su alimento como parte de un taller de ecología que se espera pueda replicarse en más escuelas.
Josefina e Hilaria unen esfuerzos con una mascota invisible: organismo que todos podríamos criar a cambio del regalo de la fertilidad. El sueño son ciudades que devuelven fertilidad al campo, a cambio de todos los servicios que nos brinda. Actualmente ya se capacitan los primeros jóvenes que replicarán esta iniciativa en el país.
Con información de: El Heraldo