Con la popularización de la ‘nouvelle cuisine’ a partir de los años 70 y 80, las flores comestibles se volvieron a poner de moda
España. – No todas las flores se pueden comer, pero las que sí visten ensaladas, platos y dulces con colores y sabores intensos, una tendencia al alza en la restauración tras su reapertura después de los peores meses de la pandemia, como prueba el que se hayan disparado los pedidos a los productores españoles.
Violas o pensamientos mini, pétalos de rosas y flores de ajo, alhelí, jazmín o hinojo son algunos ejemplos de los ingredientes que estas navidades pueden distinguir una comida o cena y que además de aportar belleza al plato –bien frescas, cristalizadas, liofilizadas o deshidratadas–, pueden degustarse sin ningún problema.
Tras un año 2020 que fue “catastrófico” tanto para la flor cortada decorativa como para las flores comestibles, varios operadores de este último negocio han coincidido en asegurar a Efeagro que la demanda de pedidos se ha disparado de cara a la celebración de las próximas fiestas.
La consejera delegada de la productora de flores comestibles Innoflower, Laura Carrera, reconoce que “comer flores no es lo normal”, aunque hay referencias de ello que datan de más 2.000 años en China y otras posteriores de la Roma clásica.
“Con la popularización de la ‘nouvelle cuisine’ a partir de los años 70 y 80, las flores comestibles se volvieron a poner de moda”, ha recordado antes de apuntar que en España hay una larga tradición, por ejemplo, de condimentar platos con los pistilos de la flor del azafrán.
Esta compañía, con sede en Zaragoza y fincas en dicha provincia y en la de Soria, cuenta con un amplio surtido de más de media centena de flores comestibles que sirven durante las 52 semanas del año.
Sabores ilimitados
“Hay flores insípidas, dulces, amargas, saladas o con notas metálicas que aportan textura y color y que, en algunos casos, pueden cambiar el sabor del plato: la magia la tienen los cocineros”, ha comentado.
Estas “joyas comestibles” cada vez son más demandadas por la restauración española, que estas Navidades está “desbordando la demanda” y permitirá a Innoflower, puesta en marcha en 2016, finalizar el ejercicio con una facturación de 500.000 euros, una cifra similar a la de 2019.
Las versiones cristalizadas, liofilizadas y deshidratadas, así como la línea de piruletas de flores, con mayor vida comercial, son los productos que han abierto el campo de la exportación a esta firma, que vende estos productos a rincones de Dubai, Rusia, Francia –el mayor consumidor de flor comestible de Europa– o de Italia.
“Esperamos duplicar la producción en un año con la apertura de nuevas fincas y creemos que a medio plazo se podría multiplicar las ventas por cinco o por seis”, ha avanzado Carrera.
Con información de: Efeagro