El gorgojo de maíz (Sitophilus zeamais Motsch), causa pérdidas de hasta del 80 por ciento del grano
Por Redacción Agro Orgánico
México. – Investigadores de la Sociedad Agroecológica de la Costa de Oaxaca buscan determinar la influencia de los compuestos del grano de maíz sobre la susceptibilidad al ataque de plagas, así como el papel específico de la cal estándar y tierra de diatomeas, informó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Tras evaluar la susceptibilidad de los maíces nativos blanco y azul al ataque de plagas de almacén, los especialistas concluyeron que el primero presentó mayor daño y cantidad de insectos dentro de un contenedor con cal estándar, mientras que el segundo tuvo menor daño y baja presencia de insectos.
Esta evaluación se realiza en el marco de la iniciativa Cultivos para México –coordinada por la Sader y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt)– apunta a que la composición del grano tiene influencia en la preferencia y alimentación de los insectos.
Al momento de la cosecha, alrededor del 10 por ciento de los granos presenta signos de infestación y si la contaminación no se controla, las pérdidas en el almacén ascienden hasta 70 por ciento, al cabo de seis meses.
De acuerdo con el Cimmyt, agricultores locales e investigadores, evaluaron diversas alternativas para la conservación, mejoramiento y mitigación del daño por plaga del grano de maíz nativo, a través de la instalación de una plataforma de manejo poscosecha en la comunidad de El Zapotal, municipio de San Pedro Pochutla, Oaxaca.
Una alternativa fue la bolsa plástica hermética tipo zipper como sustituto del almacenamiento en costales de polipropileno con cal estándar y tierra de diatomeas.
Después de seis meses de almacenamiento con diferentes tratamientos, los encargados de la evaluación señalaron que uno de los principales problemas al almacenar el grano de maíz es la pérdida ocasionada por plagas, principalmente por el gorgojo de maíz (Sitophilus zeamais Motsch), que causa pérdidas hasta del 80 por ciento.
Según los investigadores, en las regiones del trópico es donde se observa mayor daño debido a las condiciones ambientales que favorecen el desarrollo del insecto.