El reto para la agroindustria del mezcal está en impulsar técnicas más sustentables para la elaboración de esta bebida que permitan preservar las especies de agave
Por Astrid Rivera*
Viveros de agave, reforestación y cuidado del agua son sólo algunas de las técnicas implementadas por la industria del mezcal para hacer de su producción un proceso más sustentable y reducir el impacto que genera al medio ambiente.
De acuerdo con información del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el mundo el género Agave cuenta con alrededor de 211 especies, de las cuales 159 están en México, es decir, 75 por ciento del total, lo que posiciona al país como centro de diversidad biológica y cultural de los agaves a escala mundial.
Con el fin de crear modelos de producción de agave y mezcal sostenibles, que promuevan el uso sustentable del agua, Mezcal Amarás y el Fondo Mundial para la Naturaleza en México (WWF por sus siglas en inglés) colaboran desde enero de 2020 en un proyecto para fomentar prácticas amigables con el medio ambiente en la elaboración de esta bebida.
Jorge Rickards, vocero de la WWF, comentó que esta colaboración se ha desarrollado en tres fases; la primera consistió en el diagnóstico y la planeación de actividades en colaboración con tres maestras mezcaleras en las comunidades de Santa María Velató, San Luis Amatlán y Santiago Matatlán, en Oaxaca, donde en total habitan 14,291 personas.
La segunda fase abordó la realización de talleres de capacitación de prácticas productivas sostenibles y la instalación de 12 ecotecnias que fomentan el uso sustentable del agua. Las zonas donde se llevaron a cabo las actividades sufren de escasez de agua para la producción agrícola debido a lluvias irregulares ligadas a la deforestación.
Durante esta fase, el proyecto logró la instalación de dos biofiltros con capacidad de dos mil 120 litros cada uno que dan tratamiento a aguas grises y dos sistemas de captación de agua de lluvia en Santa María Velató y San Luis Amatlán; la construcción de cinco baños ecológicos en los tres domicilios de las maestras mezcaleras y dos en la escuela CONAFE, en Santa María Velató.
Asimismo, se instalaron tres filtros potabilizadores en cada uno de los domicilios de las maestras mezcaleras; esto se sumó al desarrollo de 39 talleres sobre la elaboración de bioinsumos y la capacitación de prácticas productivas sostenibles; y la instalación de un vivero en la comunidad de Santa María Velató destinado a la recuperación de vegetación en el área forestal usada en la producción del mezcal. El vivero cuenta con una capacidad de cultivo de cinco mil plantas al año.
Rickards comentó que en México hay una gran riqueza del agave, la cual está asociada a una diversidad cultural que se refleja en las múltiples técnicas de producción del mezcal, por lo que es de suma importancia impulsar técnicas más sustentables para la elaboración de esta bebida y para preservar las especies de agave.
“El agave en su estado silvestre se tiene que conservar, regenerar dónde se ha perdido y por otro lado la producción de agave no se está haciendo con prácticas agroecológicas. Se está realizando con prácticas de producción masiva, lo cual daña los suelos. La ventaja de producir mezcal con prácticas sustentables es que se obtiene una bebida de mejor calidad y se regeneran las poblaciones de agaves nativos, además de que se rescatan las tradiciones culturales de los pueblos originarios que han producido mezcal por mucho tiempo”.
Enfatizó que impulsar la sustentabilidad de la producción de alimentos y bebidas es “de lo más importante que tenemos que hacer hoy en día para asegurar nuestro propio futuro como especie en este planeta”.
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