La cantidad de tierra degradada crece a un ritmo de 12 millones de hectáreas por año, es decir, 23 hectáreas por minuto. Además de volver la tierra improductiva, la degradación amenaza los medios de vida y la seguridad alimentaria tanto de los habitantes de las zonas rurales, como del resto de la población, porque esto tiene un impacto directo en la calidad de los alimentos que consumimos.
Por Ana Isabel Rodríguez*
Dolores Hidalgo, Gto. (México). – Más de la mitad de las tierras cultivables del mundo tiene algún grado de degradación, lo que significa que pocos cultivos pueden crecer en éstas y en algunos casos, ninguno, como advierte el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), organismo especializado de las Naciones Unidas.
De acuerdo con el FIDA, un dato alarmante es que la cantidad de tierra degradada crece a un ritmo de 12 millones de hectáreas por año, es decir, 23 hectáreas por minuto. Además de volver la tierra improductiva, la degradación amenaza los medios de vida y la seguridad alimentaria tanto de los habitantes de las zonas rurales, como del resto de la población, porque esto tiene un impacto directo en la calidad de los alimentos que consumimos.
Con base en la premisa “suelos sanos, plantas sanas, animales sanos, alimentos sanos, personas sanas”, la empresa mexicana Novedades Agrícolas DASA ha desarrollado insumos agrícolas que buscan mejorar la salud humana con base en la salud de los suelos, al reducir la huella de carbono de la agricultura, así como la dependencia de los fertilizantes químicos, mediante la estimulación de la microbiología, comenta su director general, Sergio Dabdoub.
Con un enfoque específico en la agricultura regenerativa –para revertir y evitar la degradación de los suelos– formulaciones como los bioestimulantes de DASA disminuyen significativamente la aplicación de insumos convencionales al tiempo que mejoran la calidad de las plantas, ya que atienden cuatro aspectos fundamentales para el buen desarrollo de éstas: luz, suelos acondicionados, agua y microbiología.
“Nuestros productos funcionan como un ‘generador eléctrico’ cuando se va la luz, ya que aportan a la planta lo que necesita cuando está bajo momentos de estrés, para que siga su proceso y en momentos clave no deje de funcionar”, explica el director general de DASA.
Con múltiples experiencias en diferentes zonas agrícolas de México, DASA ha comprobado la eficiencia de sus productos tanto en cultivos orgánicos como convencionales.
Ejemplo de ello es Fortune Farms, productora y exportadora de vegetales frescos, con sede en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Aquí se cultivan: brócoli, principalmente; apio, zanahoria y lechuga, y maíz como cultivo de rotación.
La producción de la empresa se basa en un sistema avalado por la iniciativa de seguridad alimentaria global PrimusGFS, que garantiza el cumplimento de la normatividad que establece altos estándares de calidad agroalimentaria, destaca el ingeniero Rufino Ramírez Zarazúa, gerente de Fortune Farms México.
Al operar con un sistema de producción híbrido, que no es 100% convencional pero tampoco orgánico, Fortune Farms ha incorporado la aplicación de los productos de DASA para mejorar la calidad de los suelos aportándoles la microbiología y materia orgánica necesaria para que las plantas obtengan más nutrientes, explica el ingeniero Ramírez.
El rancho de la agrícola es un referente porque ha demostrado la viabilidad de producir utilizando menos agroquímicos. Generalmente –señala el ingeniero Ramírez– se hacían enmiendas o cultivos de cobertura para incrementar la materia orgánica. Sin embargo, en ocasiones no estos no actúan con la velocidad necesaria o no cumplen con las cualidades que el suelo requiere.
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*Directora editorial de Agro Orgánico