Aunque la superficie potencial para plantaciones de hule supera el millón de hectáreas en el territorio nacional, hoy existen solamente 41 municipios productores
Redacción Agro Orgánico
Ciudad de México. – México cuenta con regiones aptas para cultivar hasta un millón 200 mil hectáreas de hule natural; con menos del 25% de esta superficie, el país podría ser autosuficiente en esta materia prima y captar lo que hoy invierten los importadores para adquirir más 80 mil toneladas del commodity que cotiza en la bolsa de Singapur, afirmó el especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), Elías Ortiz Cervantes.
De acuerdo con el investigador del Campo Experimental El Palmar, en Tezonapa, Veracruz, aunque la superficie potencial para plantaciones de hule supera el millón de hectáreas en el territorio nacional, hoy existen solamente 41 municipios productores con 29 mil 929 hectáreas, de las cuales 25 mil 668 están en etapa productiva y aportan más de 36 mil toneladas al año.
Apuntó que este cultivo –utilizado para la fabricación de llantas y la manufactura de guantes o insumos médicos para atender pacientes por COVID-19– es una oportunidad para alrededor de 7 mil productores del país, la mayor parte pequeños con un promedio menor a tres hectáreas, porque México es deficitario y todo el hule que produzcan lo comprará la industria.
Al respecto, informó que hay interés de la Cámara Nacional de la Industria del Hule, que adquiere la mayor parte de producción nacional, y está la ventaja que en el país operan llanteras como Goodyear, Pirelli, Michelin, Bridgestone, Cooper Tires, Tornel, entre otras.
Respecto a la producción de hule, el especialista con más de 35 años de experiencia –y uno de los tres del Inifap que han identificado las regiones del trópico húmedo y subhúmedo donde puede fructificar– señala que los estados con mayor potencial para cultivar hule son Chiapas, con 470 mil hectáreas; Oaxaca, 220 mil; Veracruz, 402 mil; Tabasco, 100 mil y Puebla con solo mil 400 hectáreas.
También está Jalisco, en donde desde 1997 se introdujeron clones y es factible plantar másde 55 mil hectáreas en la parte tropical y subtropical, agrega el investigador del Inifap del Campo Experimental Centro Altos de Jalisco, Agustín Rueda Sánchez. Asimismo, señaló que existen estudios del Inifap en el estado de Nayarit que indican que hay más de 600 mil hectáreas con potencial para el cultivo.
Respecto a los usos del hule natural, Ortiz Cervantes dijo que ante la pandemia por COVID-19, el precio del látex centrifugado se ha mantenido a buen nivel, debido a que se usa para la elaboración de guantes de cirujano, catéteres, y otros insumos para intubar a los pacientes. En marzo, el hule granulado costaba entre mil 100 y mil 200 dólares y, desde el inició de la pandemia a la fecha subió en promedio un 30%.
Clones mejorados
Los investigadores del Inifap son pioneros en el desarrollo del cultivo desde la fundación del Campo Experimental Hulero El Palmar, en 1942; pero como los procesos tradicionales de mejoramiento genético para obtener un clon productivo requieren más de 20 años, se optó por introducir clones de otros países productores de hule como Tailandia, Malasia, Costa de Marfil y Brasil, para acortar el proceso.
Así, evaluaron los clones en condiciones locales y se seleccionaron los más sobresalientes para recomendarlos a escala comercial, con rendimientos superiores a dos milkilos por hectárea, dependiendo del nivel de tecnificación del productor.
Hoy, gracias al trabajo de los expertos de Inifap, el diseño de paquetes tecnológicos, los clones mejorados y adaptados ocupan más del 50% de las plantaciones en México y brindan la ventaja de ser tolerantes a enfermedades como la mancha sudamericana de la hoja y la antracnosis. En una década aumentó la producción del país en 16 mil toneladas.
Integrar la cadena
De acuerdo con Ortiz Cervantes, uno de los grandes problemas que ha existido para que no se desarrolle el cultivo de hule en México es la desvinculación entre los sectores primario e industrial. Los beneficiadores sólo compran la materia prima a los productores y los industriales si no hay hule en el país lo importan, apunta.
El que siempre obtiene los menores beneficios –subraya– es el productor primario, porque le pagan 10 pesos por kilo de fresco (coágulo) y como se requieren dos kilos para obtener un kilo de hule seco son 20 pesos por kilo, que el beneficiador primario (agroindustrial) vende a 34 pesos al industrial y es este último quien le da más valor agregado. “Falta integrar muy bien la cadena agroindustrial del cultivo para que los beneficios lleguen al campo. Se necesita un comprador seguro y precio justo”.
Agustín Rueda considera que se requiere apoyo de los gobiernos federal y estatal, además del Inifap para continuar con la investigación, porque hay 30 o 40 clones en el mundo que debemos evaluar.
Propone un esquema donde los gobiernos federal y estatal subsidien la planta, que la Comisión Nacional Forestal (Conafor) aporte recursos y que haya crédito blando con periodo de gracia de seis años, que es cuando empieza a producir las plantaciones.
“El día que nos decidamos a invertir, nos coordinemos y haya más investigación en el Inifap, universidades e institutos tecnológicos y nos integremos con los productores, podemos salirn adelante con el cultivo de hule”, apunta Elías Ortiz.