Pese a ser pionero en investigación de biofertilizantes, México no cuenta con una política pública que los impulse, advierte el especialista Marcel Morales
Por Redacción Agro Orgánico
México. – En un contexto mundial que amenaza el abasto alimentario del país, el gobierno de México debe contar con una política pública que impulse el uso de biofertilizantes y otras prácticas para evitar o mitigar el tan anunciado desplome de la producción de alimentos, apuntó el director de Biofábrica Siglo XXI, Marcel Morales Ibarra.
“Lo más lamentable es que siendo México uno de los pioneros en el mundo de la investigación y desarrollo en el tema de los biofertilizantes, hoy no hay una política pública que impulse de manera contundente esta alternativa que hoy más que nunca requiere el país”, señaló el especialista en un comunicado.
Al respecto, Morales Ibarra agregó que mientras el gobierno de Estados Unidos convocó a los sectores a buscar alternativas innovadoras a los fertilizantes, “en México hay una inacción, por lo que los poderes Ejecutivo y Legislativo deben actuar de inmediato y en forma anticipada para evitar una crisis alimentaria en el país”.
Respecto al encarecimiento en el precio de los fertilizantes, dijo que estos se han incrementado en las últimas semanas a consecuencia del conflicto bélico Rusia – Ucrania, donde está la zona más importante de abasto de fertilizantes del mundo.
Sin embargo, recordó que el encarecimiento de los fertilizantes es un proceso continuo que ya acumula más de dos décadas. De 2000 a 2018 –explicó– el precio de los fertilizantes se multiplicó por cuatro; por ejemplo, el caso de la urea pasó de 2 mil pesos por tonelada a más de 8 mil.
“Con este encarecimiento, los fertilizantes son hoy el concepto más caro en la estructura de costos de la producción agrícola. En maíz, por ejemplo, este insumo pasó de representar de 10-12% a un 40-42% de los costos de producción. Esta participación se disparó en los últimos meses, ya que el precio de los fertilizantes se incrementó del 100 al 200%”.
En este contexto, Morales Ibarra señaló que los fertilizantes convencionales no sólo son caros, también “ineficientes” al ser el insumo menos aprovechado y el que más se desperdicia, ya que las plantas sólo aprovechan entre el 20 y 30%.
“Lo paradójico es que esta alta ineficiencia es producto de la degradación y esterilidad de los suelos que el mismo fertilizante ha generado en las últimas décadas”, apuntó, además de señalar el impacto contaminante de los fertilizantes en suelos, agua y la atmósfera.
Morales Ibarra enfatizó que en como alternativa a los fertilizantes convencionales, los biofertilizantes pueden reducir la aplicación de estos hasta en 50% sin disminuir de la producción. Además, los biofertilizantes no contaminan, ayudan al control de enfermedades y plagas y son regeneradores del suelo, al mejorar sus características físicas, químicas y biológicas, que se traducen en más productividad.