Xilinat es un sustituto al azúcar que no es dañino para la salud y tiene un impacto social y ambiental positivo

México. – Cuando Javier Larragoiti tenía 18 años, el año de su entrada a la universidad, su padre fue diagnosticado con diabetes, una enfermedad que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, es la tercera causa de defunciones en México, superada solamente por las enfermedades del corazón y la COVID-19.

Al paso de los años, Larragoiti pensó en una solución para ayudarle a él y a otras personas que padecen esta afectación. Así, en 2018, cuando tenía 28 años, se convirtió en el fundador de Xilinat, una empresa que desarrolló un sustituto al azúcar que no es dañino para la salud y tiene un impacto social y ambiental positivo.

Como explica en entrevista para el diario El País, la primera solución que pasó por su cabeza fue la creación de una pastilla que hiciera que los alimentos supieran más dulces. “Eso ya existe en Japón. Nos ganaron, lo utilizan mucho para tomar sake (una bebida alcohólica con base de arroz)”, dice Larragoiti. Al trabajar decidió no utilizar los sustitutos que hay en el mercado como splenda, sucralosa o estevia porque el sabor no le gustaba a su padre. En ese momento, su hermana estaba estudiando para ser odontóloga y le presentó un producto que se llama xilitol. Ella lo utilizaba en pacientes niños. En lugar de ponerles flúor les aplicaba esta alternativa porque una de sus propiedades es la protección de dientes contra la caries.

Larragoiti estudió ingeniería química y recurrió a su maestra, Lorena Pedraza, una profesional con 25 años de experiencia en el aprovechamiento de residuos agrícolas. Junto a la ingeniera química, que además es la primera socia de la compañía, comenzaron con la transformación de desperdicios orgánicos. “Fermentamos el olote de maíz y el resultado de este proceso es el xilitol, que después lo cristalizamos para la venta”, explica el ingeniero químico.

El proceso original para obtener xilitol utiliza la madera de abedul como materia prima y se extrae un carbohidrato que se llama xilosa que, según explica Larragoiti, los humanos no pueden metabolizar. Se recurre a una reacción química para transformarla en xilitol. En Xilinat disminuyen en 40% los costos de producción porque en vez de abedul utilizan la mazorca desgranada con un proceso de fermentación que disminuye los costos energéticos y de la materia prima. “El costo de producción de xilitol de abedul ronda, más o menos, entre los 3 y 3,5 dólares por kilo, nosotros estamos entre los 2 y 2,4. Ofrecemos el mismo sabor que el azúcar y beneficios a la salud como ayudar a la absorción de calcio en huesos, es bajo en caloría, es totalmente seguro para diabéticos, no se necesita insulina para metabolizarse, es keto porque es bajo en carbohidratos y protege de las caries”, agrega.

Cuatro años después de su fundación, Xilinat, que ya se comercializa en diferentes portales en Internet, en tiendas naturistas y algunas boutiques, preserva su espíritu social y ambiental. La empresa trabaja con 13 familias de San Bernardino Tlaxcalancingo, una población en el estado de Puebla, y de San Miguel Topilejo, un pueblo de la delegación Tlalpan ubicado al sur de la Ciudad de México.

Un poco más de 63 personas son las encargadas de proveer el olote, materia prima de la cual se necesita siete toneladas, por las cuales se les paga 500 dólares para la producción de una de xilitol. Este año la empresa se ha trazado el objetivo de vender 12 toneladas de xilitol para las cuales necesitarán 36 toneladas de mazorca de maíz.

Con información de: El País

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